lunes, 27 de octubre de 2014

El arte y el té I - El origen del té y su admiración histórica en la literatura.

Maxence Fermine, novelista y ensayista francés, escribe de esta forma en su novela Opio, publicada en castellano por la Editorial Anagrama, el descubrimiento del té en China:

"Un día, hace de esto más de cuatro mil años, el emperador Chen Nung viajaba con su escolta por una lejana comarca de su enorme país. Como quiera que el viaje era largo y agotador, ordenó que le dejasen descansar a la sombra de unos árboles para protegrse del sol. 
El convoy se detuvo y el emperador se sentó con las piernas cruzadas bajo un arbusto desconocido. De inmediato pidió un tazón de agua hirviendo, pues estaba sediento y era el único remedio que conocía para apagar la sed. Sus servidores se apresuraron a llevárselo. 
En aquel momento cayó una hoja en el tazón del emperador. Chen Nung bebió el agua sin reparar en ello, y al hacerlo, un perfume a un tiempo dulce y amargo, le llenó la garganta. Intrigado, inspeccionó el fondo del tazón y encontró la hoja que propagaba tan fascinante perfume. Acababa de nacer el té."

Los primeros documentos y escritos que hacen referencia al té, aunque no en la forma en que hoy la conocemos, están fechadas en el período que va entre el siglo VII y VI a.C. La leyenda popular y tradicionalista china hace referencia a la aparición de los primeros escritos hacia el año 2.700 a.C. No obstante, previamente se consumía en ciertas regiones del Imperio, unos preparados de plantas entre los cuales se encontraba el té.

El té ha ido ligado en su historia al arte, la literatura y la belleza. Cierto es que estos aspectos se desarrollaron más fervientemente en China y Japón que en otros lugares, debido a los acontecimientos históricos que hacen de estos dos países potencias de la cultura y hogar de dos pueblos que guardan con sumo cuidado sus tradiciones y leyendas. También otros factores han intervenido en el fuerte desarrollo del arte y la belleza estética, sobre todo en Japón, como es el hecho de que el Imperio Japonés permanció en aislamiento voluntario casi total con el resto del mundo.

Lu Tung, poeta chino de la Dinastía Tang, en el "Tratado sobre el té", escribió, siguiendo cánones de literatura y poesía estética de su época y nación, hace más de doce siglos, el conjunto de experiencias personales que derivaban de su consumo de té diario, que a día de hoy es apreciado, reconocido y admirado en todo el mundo, no solo por su belleza como una representación literaria del té, sino por su calidad artística e histórica.

"La primera taza humedece mis labios y mi garganta.
La segunda taza mitiga mi soledad.
La tercera taza busca y remueve en mis áridas entrañas miles de ideogramas absurdos.
La cuarta taza provoca una leve transpiración...
pues todos los males de mi vida salen por los poros.
Y en la quinta taza estoy purificado.
La sexta taza me transporta a los reinos de los inmortales.
La séptima taza... ¡Ah, no puedo tomar más!
Sólo puedo sentir la brisa del fresco viento que levanta mis mangas.
Dónde está el Eliso...
Déjame cabalgar en esta suave brisa para que me lleve bien lejos."

Lu Tung, El tratado sobre el té.

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